En Barcelona hay mucho ruido, no dejan de pasar coches, las
ambulancias suenan 24 horas y la Avenida Meridiana siempre está llena de
taxis. Tengo un vecino que toca la guitarra eléctrica, otro el saxofón y
mi compañero de piso el trombón de vara. Sé cuando se usa el ascensor,
si los niños de arriba caminan descalzos, y a qué hora y qué días se
ponen las lavadoras en el tercero segunda.
Pero a las 5 de la mañana, en La Sagrera, se oye lo mismo que en Guajara.
Y es solo en este momento, cuando consigo oírme pensar.
Ahora queda traducir, ordenar, entender y transcribir.
Pero eso lo dejamos para otro día a las 5am.