Echaba de menos a esas personas que llegan y te devuelven la ilusión, te recuerdan que estás haciendo lo correcto, que estás donde querías estar, y eres como quieres ser.
Echaba de menos a los profesores que se iban por las ramas y enlazan el Código de Hammurabi con la epilepsia, que opinan sin pelos en la lengua, que te señalan y hacen preguntas en clase (y gracias a eso consigues aguantar una clase a la hora de la siesta).
Necesitaba comprobar que hay médicos que aman a las personas, y ya después su profesión.
Menos mal que llegó a tiempo para que me de cuenta de que estoy tardando en volver a ser la estudiante que quiere saberlo todo y ya.
Y no, el doctor no es catalán.
Echaba de menos a los profesores que se iban por las ramas y enlazan el Código de Hammurabi con la epilepsia, que opinan sin pelos en la lengua, que te señalan y hacen preguntas en clase (y gracias a eso consigues aguantar una clase a la hora de la siesta).
Necesitaba comprobar que hay médicos que aman a las personas, y ya después su profesión.
Menos mal que llegó a tiempo para que me de cuenta de que estoy tardando en volver a ser la estudiante que quiere saberlo todo y ya.
Y no, el doctor no es catalán.
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